No dudo en absoluto sobre el poder y la soberanía de Dios, en que Él, si así lo decide, puede convertir a un incrédulo en las circunstancias más extraordinarias, incluso después de hacer la «oración de fe», lo cual sin embargo no es el testimonio común de convertidos genuinos.
La verdadera conversión se da por la locura de la predicación del Evangelio de Jesucristo y es una reacción consecuente que el pecador arrepentido quiera pedir perdón a Dios en oración, una oración sincera, cuyo contenido será reconocer la obra salvadora de Jesús en la cruz, el rechazo que el pecador sentía contra Dios antes de ser traído a vida nueva, la misericordia y gracia de Dios y el señorío de Jesucristo, entre otros. Continue Reading